miércoles, 26 de agosto de 2015

Pueden más que dos carretas


“… teta que mano no cubre
      no es teta, sino ubre”


De este refrán popular, suponemos que el gusto tradicional por el tamaño de este particular órgano femenino, no es precisamente demasiado grande.

Sin embargo, y aunque parece cosa de nuestro tiempo, la medicina ya había intentado desde antiguo (no se si con éxito), dotar a las féminas delvolumen que la naturaleza les hubiera negado.

A principio del siglo XX, se registra en España, fabricado por un laboratorio español: 
LABORATORIO PEREIRA, en Castelldefells, un fármaco bajo el nombre de “píldoras circasianas del Dr. Brun”, que prometía en su prospecto publicitario: aumentar el tamaño y la turgencia del busto”

En su Composición encontramos:

Lactato de manganeso; gluconato ferroso; antimonio; ext. de genciana; medicago sativa, gossypium herbaceum; vit. B1, B2; efenil estradiol.

Y está indicado entre otras cosas para la anemia, la apatía, la insuficiencia de la mama femenina y la  fatiga y depresión mental de la menopausia.

Una joya!. Vamos, ¡nuestras modernas prótesis solo valen para una cosa !

No eran demasiado caras, y eso sí, podían pedirse por correo y se enviarían “con total discreción”.

Como comprar en Andorra por internet.

Ay! Es que siempre hemos sido iguales


Bibliografía:

-http://www.ub.edu/pharmakoteka/node/24945




viernes, 13 de febrero de 2015

Medicina y Cirugía estética: arte y desastre

Decía mi maestro, que cuando algo está bien, ya no debes tocarlo, pues, añadía, lo mejor es enemigo de lo bueno.

Esto es así, cuando estamos trabajando sobre un paciente, pero tiene aún mas valor, cuando “lo que está bien”, ya viene implícito de antes.

Cuando una parte de la cara o el cuerpo, es bello, entendiendo por bello el ser armónico, equilibrado, atractivo, sugerente, etc, ….¡ ¿para qué lo tocas?!

¿Piensas que lo vas a superar?, lo mejor es enemigo de lo bueno, y el tornillo de tanto apretarlo se pasa de rosca.

Alguien piensa de verdad, que el David de Miguel Ángel, se vería mejor sin los pliegues glabelares que lo caracterizan, o que la Venus de Botticelli, luciría mejor con unos labios mas gruesos?

Esto es el caso de los resultados pseudo estéticos de tratamientos que en los últimos días han saltado al dominio público realizados en famosos y que engrosan las lista del club de los de “Horror!, que te has hecho” : la Thurman, la Sweber, la Ryan, la Griffth, etc, etc.. Pero, cuantos no famosos hay deambulando por este mundo de Dios con los mismos resultados.

Y es que existe una gran diferencia entre aplicar técnicas y aplicar criterios. Los primeros se aprenden, los segundos……..  Ya lo decía nuestro Miguel de Unamuno. “lo que natura non da, Salamanca non presta”.

La medicina NO es una ciencia exacta, y los malos resultado en medicina y cirugía estética, existen, convivimos con ellos, todos los hemos tenido, y son justificables  cuando son atribuibles a complicaciones y a respuestas inesperadas de los tejidos vivos con los que trabajamos.

Cada paciente es un ente individual y tiene una carga genética y unos antecedentes  patológicos no siempre conocidos, que hacen que tenga su respuesta a veces no deseada ante una técnica y que desemboque en mal resultado.

Puede ocurrir también por la inexperiencia ante una técnica novedosa o con dificultad, puede que hayas tenido un mal día, pero si a esta mala suerte le das una ayudadita por error de criterio, …..vamos aviados.


 Venus  antes y después de implantes malar y labial. (Perdón Maese Boticelli)
David, antes y depués de aplicar relleno de ojeras y toxina botulínica en frente y glabela. (Perdón, maese Bounarroti)

sábado, 31 de enero de 2015

Amor, belleza y fealdad. Los feos también aman




Es fácil adivinar en las películas de triángulos amorosos, aun sin saber el guión, quienes serán los protagonistas de la escena final del beso: los guapos.

A los feos siempre se les excluye.

Es que acaso los feos no aman?.  Peor aún, ¿no tienen derecho a ser amados?

Según Platón, la belleza es algo de origen divino y que inspira al amor. En su obra “el banquete”, habla por boca de uno de sus personajes diciendo que “El Amor no camina sin Venus, es decir, que no se explica sin la belleza”.

En la literatura encontramos varias obras de fama universal  donde los protagonistas son feos enamorados. Por un lado, encontramos el grupo de feos cuyo amor ha sido capaz de despertar reciprocidad en la persona amada y este mismo amor los redime de su fealdad: la bestia de “bella y la bestia”, y el sapo de “la princesa y el sapo”.

Por otro lado,  aquellos, herencia literaria del monstruo Polifemo, y cuyo amor no resuelto los lleva a la muerte o la tragedia: Quasimodo, el fantasma de la ópera, Cyrano , King-Kong, , etc.

En ambos grupos, bien sea porque se transforma en belleza o porque acaba con la vida, parece  que el amor no pudiera convivir con la fealdad.

De todas estas historias, me atrae particularmente la de Polifemo, por ser la primera de una saga de feos enamorados, y además por tener la particularidad en las versiones pre homéricas, de que en este historia, bella y bestia estaban previamente enamorados.

Dicen las primeras versiones de este mito griego, que Galatea, una de las cincuenta Nereidas,las diosas del mar, se debía en cuerpo y alma al gigante Polifemo, de la familia de los cíclopes sicilianos, sin importarle los rasgos monstruosos de este  gigante salvaje, sucio y con un solo ojo en la frente. De esta unión nacieron tres hijos: Gálata, Celto e Ilirio, epónimos de los pueblos de los gálatas, los celtas, y los ilirios respectivamente.


Annibal Carracci. Polifemo airado ante la fuga de Galatea. (1509-1606)


La historia se tuerce cuando Galatea conoce a un hermoso pastor, Acis, cuyo atractivo físico al parecer hacen ver como repulsivos los de su hasta entonces amado.

Es aquí cuando Polifemo, preso de los celos mata a Acis a pedradas y la sangre de su cadáver por obra de la capacidad divina de Galatea, es convertida en el río pedregoso de aguas limpias que lleva su nombre en Sicilia.

En la versión de Homero y posteriores, Polifemo nunca consiguió el amor de Galatea, muy al contrario, aunque intentaba mejorar su imagen  arreglándose el pelo y la barba, y desnudando su alma en sonetos de amor, esta le devolvía el esfuerzo con burlas y desprecios.

La conducta de la joven reanimó los instintos salvajes y crueles del monstruo, y mató a Acis cuando descubrió el verdadero foco de amor de esta..


Inicia así, una saga literaria de monstruos/feos no correspondidos.


Fuente de Polifemo. Jardines de Luxemburgo, París
El monumento escultórico recrea el momento en que Galatea y Acis son descubiertos por el traicionado Polifemo

Para la pintora mejicana Frida Kahlo, tanto la   belleza como la  fealdad de los seres humanos, son un espejismo de la forma, ya que los demás acabarán siempre viendo nuestro interior que es donde radica la verdadera belleza.

 Pero, ¿habrá entonces interiores tan profundos a los que no se puede acceder?. Por fortuna, si como dice Platón, el Amor va unido a la belleza, también el amor está eternamente unido al alma (Psique), de quien está enamorado, y esta no se expresa con la forma.
W. Adolphe Bougereau. Psique y Eros


Es decir, al amor no le importa la belleza.


….y, ¿al sexo?. Esto es otra historia.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Herencia de la belleza de un pecho femenino


Retrato de Maria Antonieta de Francia. Alexandre Kucharski. 1785. Colección particular

Mucho ha cambiado a través de la historia el concepto de belleza del pecho femenino, sobre todo en lo que a volumen se refiere. Sabemos por la iconografía que siempre ha intentado idealizar la figura representada, como ha habido momentos en los que se ha deseado un pecho grande, y en otros sin embargo tal parece que se deseara un pecho pequeño, firme y juvenil.

Hubo un pecho cuyo volumen ha quedado plasmado para siempre gracias al encanto que despertaba en el amante de su poseedora.

El pecho de María Antonieta, reina de Francia, fue reproducido en un molde  que sería utilizado para fabricar una copa de vino, de porcelana de Sevres, en la que su propietario el rey Luis XVI  pudiera saborear el nuevo vino espumoso que se puso de moda en la corte proveniente de la Champagne.

De esta forma, cada vez que el rey bebiera vino, demostraría a toda la corte cuan hermosos eran los pechos de su esposa.

No hay constancia de si fue el rey quien mando hacerlas, tal vez para lucir en público lo que utilizara en privado, o si fue la misma reina quien  las encargo para regalarlas al rey y tal vez con los mismos propósitos.

Lo que sí parece documentado es que se utilizo el molde de sus pechos para la fabricación de cuatro ejemplares  de copas que aún se conservan en el Museo Nacional de cerámica de Sèvres y que se conocen como copas modelo Jatte- téton.







Copa original que se conserva en el Museo de cerámica de Sèvres, y abajo, versión moderna de la misma





Tal acción, no era la primera vez que se realizara, ya que de igual manera se mando fabricar Enrique II de Francia copas con los moldes del pecho de su amante Diane de Poitier,  tal y como a su vez, y según la leyenda,  hiciera Páris con los pechos de Elena de Troya.

Las copas de porcelana de María Antonieta, dieron paso a las de cristal en las que durante muchos años se ha consumido este vino francés, hasta que enólogos y expertos, aconsejaron que por sus características dicho vino es mejor consumirlo en las copas alargadas que hoy conocemos.

La copa cóncava ha sido relegada a cócteles y sucedáneos. Sin embargo querido lector de este blog, cuando acerque a sus labios una copa de estas características, recuerde que aproxima hacia sí, la herencia del molde de uno de los pechos  reconocidos como más hermosos de la historia.

domingo, 7 de septiembre de 2014

La belleza del pecho femenino: importancia individual, social e histórica



Desde que la diosa Hera retirara bruscamente de la boca de Hércules su pecho mientras lactaba, formándose así una constelación de estrellas, la vía láctea, el pecho femenino no ha dejado de ser protagonista en más de un episodio de la historia.

Fue el pecho de Helena el que turbó a Páris hasta el punto de provocar una épica guerra, y son los pechos desnudos de una simbólica madre como representación de la patria libre, los que animan a sus hijos hacia las barricadas,  durante la revolución francesa. (Fig. 1)


Fig.1 Eugene Delacroix. 1830 .La Libertad guiando al pueblo. Museo del Louvre, París

Según Sigmund Freud, “el primer objeto sexual de un niño es el pecho materno, el cual se vuelve paradigmático de todo vínculo de amor”. Y es que aunque la glándula mamaria es un órgano que caracteriza a los mamíferos y cuya finalidad esencial es asegurar la continuidad de la especie mediante la nutrición de las crías, en la especie humana deja de ser un simple órgano glandular para adquirir otras funciones como la estética y la erótica.

Está clara la importancia del pecho femenino en la perpetuación de la especie, evidentemente como fuente de alimento de las crías, pero antes ya fue un foco de atracción sexual para la pareja.

La atracción que las mamas femeninas ejercen sobre el ser humano es innegable, y ya no solo eróticamente sobre el sexo contrario, sino estéticamente sobre la misma mujer portadora que se preocupa de su belleza y lucimiento.

            Tal vez tenga razón Marilyn Yalom en su obra Historia del pecho cuando dice que puesto que la mujer había estado tradicionalmente anulada en la gran mayoría de las civilizaciones, la estética de la representación del pecho femenino se habría realizado en base al gusto y preferencia masculinos, ya que en última instancia este sería el público que contemplaría y adquiriría las obras de arte.

De tal forma que el canon de belleza del pecho femenino no corresponda al gusto de su portadora sino del varón del momento. Si esto es así, no obstante la mujer conocedora del valor como elemento de seducción de su pecho habría secundado entonces el mantenimiento de unos estereotipos de belleza que le fueran útiles como dicho elemento seductor.

No hay otra parte del cuerpo, después de la cara, en el que la mujer mantenga mayor número de cuidados para aumentar o preservar su belleza. Esta es la región corporal femenina  donde se depositan en primera instancia las atracciones sexuales, muy por delante de cualquier otra área del cuerpo y la falta real o subjetiva de belleza del pecho, pude significar para la mujer una pérdida de autoestima suficiente como para influir en su relación social y de pareja.

A través de la historia, la mama femenina ha sido un constante motivo de atracción que, reiteradamente, aparece en los testimonios del arte como un elemento cargado de significados religiosos, mágicos, antropológicos o estéticos.

De aquí la importancia que desde el inicio de las civilizaciones ha adquirido esta parte del cuerpo de la mujer y que vemos reflejada en numerosas obras de literatura ya desde el inicio de la escritura.

En el extenso panorama antropológico destacan siempre como constantes centralizadas en la mama las dos funciones de la feminidad como elemento de creación materna y como medio de seducción amorosa.  Cada cultura pone el acento en la valoración de una función con respecto a otra; así las mamas de la Artemisa de Éfeso (fig. 2) destacan la fertilidad, y las mamas de cualquier representación de Venus, la atracción amorosa. (fig. 3)


Fig. 2 Artemisa de Éfeso (siglo I d.C.) Museo arqueológico de Éfeso



Fig. 3. W. Adolph Bougereau. El nacimiento de Venus. Museo de Orsay. París



Son múltiples las referencias bibliográficas que ya en la antigüedad nos hablan de esta atracción y como debe manejarse para la consecución de sus objetivos.: en el Ars Amandi de Virgilio, se instruye a la mujer sobre cómo debe vestirse para lucir un pecho más atractivo:


….” Si el pecho es escaso, que los ciña con una venda”.

Se infiere que el atractivo de las mamas como objeto de atracción sexual, no pasa precisamente por el de volumen  escaso.

También   El cantar de los Cantares atribuido tradicionalmente al propio Rey Salomón, (hoy sabemos que pudo ser más posterior, no obstante escrito entre los siglos X a III a.C.) dedica unos versos a exaltar la belleza de los pechos y el sentimiento que estos despiertan en el amante:


Que hermosa eres (Cantar de los Cantares)
Salomón (siglo X a. C.)

…….. Tus dos pechos son como dos crías
          gemelas de gacela que pacen entre lirios.

Siempre se hizo todo aquello que el conocimiento (a veces empírico) de la ciencia de la época hubo permitido con tal de poseer unos pechos turgentes aunque los grandes volúmenes no siempre fueron del agrado estético del momento. 

Desde la utilización de artilugios en el vestir, hasta las modernas prótesis mamarias, pasando por todo tipo de aplicaciones cosméticas e incluso letales inyecciones de sustancias nocivas.

Todo con tal de lucir el pecho que ordena el canon de belleza.


        ¿Pero, cual es realmente el canon de belleza mamaria?.  La pregunta da para mucho, ya que este canon ha variado pendularmente a través de la historia, y habría que preguntarse cuando y donde.

Pero sera motivo de nuevas entregas.

sábado, 23 de agosto de 2014

Los caballeros (y no solo ellos), las prefieren rubias.



Antoine Boizot. "Apolo y Leucotea"

Cuando  a partir del Renacimiento, la pintura empieza a plasmar escenas  mitológicas (antes solo estaría permitido escenas bíblicas o retratos), todas las deidades grecolatinas fueron imaginadas rubias.

¿Por qué?

¿No deberían haber sido representadas morenas dado el supuesto lugar de su procedencia?

Apolo era rubio porque tiraba del carro del sol, vale, ¿pero Afrodita, Ceres, Atenea?

¿Porque siempre se las ha representado rubias?

¿Qué atracción posee el rubio?, ¿la luz, el sol, el oro?

Ser rubio sería como llevar una aureola resplandeciente. No es casual que el primer  producto creado en 1908 y comercializado a gran escala en 1927 para decolorar el pelo y basado en el “secreto poder del agua oxigenada”, se llamara precisamente L´Oréal, nombre que posteriormente se registro como marca para los demás cosméticos de la casa.

Al margen de nacionalidad, etnia o momento histórico, a los humanos les ha fascinado siempre el rubio, tal vez por esa aproximación al sol, a la luz, al brillo.

El oro, ha sido el metal más valorado en las diferentes etnias y lugares donde pudo ser obtenido y no porque sirviera para hacer herramientas, que no vale,  dada su escasa dureza; sino por su espectacular brillo que le da a quien lo posee, la ilusión de un trocito de sol entre las manos.

Cuando los españoles y portugueses llegan a América, causaron confusión entre la población indígena ya que  las cabelleras rubias de algunos de los primeros, indujeron a pensar en los segundos que podría tratarse de dioses.

Pero la historia del poder rubio se remonta mucho más atrás. Las prostitutas griegas se decoloraban el cabello con una pasta  a base de alcalinos, posiblemente sosa cáustica, porque así aumentaban su valor en el  negocio.

En Roma, y como heredad, se impone también el rubio en forma de grandes pelucas elaboradas con pelo obtenido de los esclavos del Norte. Estos esclavos poseían un alto valor en el mercado, como si de ovejas se tratara, para recolectar periódicamente su pelo.

El escritor satírico hispano romano Marco Valerio Marcial, escribe al respecto de Mesalina, esposa del emperador Claudio, y quien al parecer se divertía por la noche en los prostíbulos tocada de una gran peluca para disfrazarse, pero a la que todos conocían, “…mientras ella duerme en Roma, su cabello crece en las orillas del Rin”.

Pero para quien no pudiera sufragar semejante gasto, quedaba la opción de la decoloración, solo que esto estaba socialmente reservado a prostitutas y efebos.

Pero el pedestal más alto para ser mas rubio aun,  por encima de la peluca, y como signo de poder económico, estaba la aplicación de polvo de oro en la cabellera, gesto que estaba bien visto entre varones nobles (Nerón, Calígula, Cómodo, Caracalla).

Color del sol, de la luz, del oro, ¿Por qué nos ha de sorprender entonces, la gloria de las rubias?


Fotograma de "Los caballeros las prefieren rubias". 1953

domingo, 6 de julio de 2014

Belleza: una razón absoluta




Friné ante el Areópago
Jean – Leon Gérôme  


No voy a entrar a confirmar aquello que ya se sabe acerca de que la sociedad siempre a valorado como positivo aquello y a aquellos que por su belleza se les antoja como mejores y por extensión ha valorado como peor o negativo a aquello y aquellos carentes de esta cualidad.

Pero en estos momentos en que los medios de comunicación nos bombardean con noticias acerca de juicios, fiscales, abogados defensores, y argumentos exculpatorios cuando menos extraños, se me viene a la cabeza una historia judicial donde la belleza fue parcialmente causante de la acusación, pero fue determinante, esta vez en forma positiva en el veredicto.

La historia en cuestión es el juicio de Friné, acontecimiento plasmado para la historia del arte por Jean – Leon Gérôme  (1824- 1904) en su obra titulada Friné ante el Areópago

Friné era una hetaira griega  (cortesana de alto nivel) que sobre los años 370 - 350  a.C. se hizo famosa por su extraordinaria belleza. Amante de Praxíteles, le sirvió de modelo para varias esculturas, entre ellas  la Venus de Cnido, de la cual y destruida la original, solo se conservan diferentes copias romanas y posteriores.


Afrodita de Cnido. Copia romana siglo II
Museo del Prado. Madrid

Un amante anterior, celoso, la acuso ante el areópago de ofensas a los dioses, ya que, decía, hacía ostentación de su belleza comparándola con la de la misma Afrodita. El castigo por dicho delito, era la muerte.

Fue defendida por Hipérides, a la sazón amigo de Praxiteles y también amante de Friné quien sabiendo lo difícil del caso, decidió estructurar  su defensa con argumentos poco ortodoxos: llevo a la acusada ante el conjunto de ancianos y tras escuchar los delitos que se la imputaban, la desnudo súbitamente ante ellos diciendo: “… delito sería privar al mundo de  semejante belleza, que honra a la misma Afrodita”.

Ante la visión, el veredicto fue unánime : INOCENTE.

La obra de Gérôme, teatral al estilo de David, Tádema, etc. recrea el momento justo en que Hipérides retira la túnica que cubre el hermoso cuerpo de Friné ante la mirada atónita del conjunto de jueces del Areópago.


detalle de Frine ante el Areópago

¿Quién puede culpar
a la belleza plasmada
en carne y no en mármol,
por entregarse desnuda
-igual que la estatua-
a las manos que la acarician
y que en ellas se deleitan?

Luz Méndez de la Vega