domingo, 6 de julio de 2014

Belleza: una razón absoluta




Friné ante el Areópago
Jean – Leon Gérôme  


No voy a entrar a confirmar aquello que ya se sabe acerca de que la sociedad siempre a valorado como positivo aquello y a aquellos que por su belleza se les antoja como mejores y por extensión ha valorado como peor o negativo a aquello y aquellos carentes de esta cualidad.

Pero en estos momentos en que los medios de comunicación nos bombardean con noticias acerca de juicios, fiscales, abogados defensores, y argumentos exculpatorios cuando menos extraños, se me viene a la cabeza una historia judicial donde la belleza fue parcialmente causante de la acusación, pero fue determinante, esta vez en forma positiva en el veredicto.

La historia en cuestión es el juicio de Friné, acontecimiento plasmado para la historia del arte por Jean – Leon Gérôme  (1824- 1904) en su obra titulada Friné ante el Areópago

Friné era una hetaira griega  (cortesana de alto nivel) que sobre los años 370 - 350  a.C. se hizo famosa por su extraordinaria belleza. Amante de Praxíteles, le sirvió de modelo para varias esculturas, entre ellas  la Venus de Cnido, de la cual y destruida la original, solo se conservan diferentes copias romanas y posteriores.


Afrodita de Cnido. Copia romana siglo II
Museo del Prado. Madrid

Un amante anterior, celoso, la acuso ante el areópago de ofensas a los dioses, ya que, decía, hacía ostentación de su belleza comparándola con la de la misma Afrodita. El castigo por dicho delito, era la muerte.

Fue defendida por Hipérides, a la sazón amigo de Praxiteles y también amante de Friné quien sabiendo lo difícil del caso, decidió estructurar  su defensa con argumentos poco ortodoxos: llevo a la acusada ante el conjunto de ancianos y tras escuchar los delitos que se la imputaban, la desnudo súbitamente ante ellos diciendo: “… delito sería privar al mundo de  semejante belleza, que honra a la misma Afrodita”.

Ante la visión, el veredicto fue unánime : INOCENTE.

La obra de Gérôme, teatral al estilo de David, Tádema, etc. recrea el momento justo en que Hipérides retira la túnica que cubre el hermoso cuerpo de Friné ante la mirada atónita del conjunto de jueces del Areópago.


detalle de Frine ante el Areópago

¿Quién puede culpar
a la belleza plasmada
en carne y no en mármol,
por entregarse desnuda
-igual que la estatua-
a las manos que la acarician
y que en ellas se deleitan?

Luz Méndez de la Vega


1 comentario:

  1. Si en la entrega anterior mencionaba historias en los que la belleza era protagonista por causar problemas a sus poseedores, justo es, que hoy describa lo contrario.

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