No digo que se equivocara, pero sí que tuvo poca visión de
futuro la madre naturaleza cuando dotó al cuerpo humano de pelo corporal en toda su
superficie.
Vale que en un principio le sirviera al hombre primitivo
para protegerse del frío, lo cual
posiblemente no era para tanto, ya que tuvo que inventar el vestido.
Vale que también sirviera para proteger del roce entre los miembros, como en el
caso del pelo axilar, o entre individuos, como el pelo púbico, pero el hombre tampoco le encontró mucha ventaja a esto y
resultó más ser un nido de insectos que otra cosa.
En fin, que ya desde muy tempranas épocas, el hombre ha
querido deshacerse de él. Prueba de ello lo encontramos en representaciones
pictóricas egipcias y en algunos textos de la época y lugar (papiro de Eber)
donde se relata la bondad de la depilación corporal total y de los medios para
realizarlo.
Solo el pelo de la cabeza ha resultado ileso en esta
tendencia eliminatoria y por el contrario,
todas las culturas lo han valorado como elemento estético- decorativo,
cuando no poseedor de propiedades mágico
religiosas.
Incluso, aquellos que por razones de higiene lo eliminaron,
cubrieron luego sus cabezas con sofisticadas pelucas.
La depilación corporal se impuso también entre las culturas grecolatinas,
dando al cuerpo depilado un valor estético y erótico más allá del mero hecho de
la higiene corporal. Ovidio, en su “arts
amandi” lo aconseja tanto para hombres como para mujeres si es que quieren
lucir atractivos ante su pareja.
Tal vez fuera este
valor erótico la causa de su persecución
por las religiones cristianas de los
siglos posteriores y que consiguieron durante mucho tiempo que se abandonara,
al menos en público, esta práctica estética.
Tal vez se abandonase la práctica, pero no el valor
estético. Prueba de ello son las imágenes de pintura y escultura de los siglos
XVII, XVIII y XIX . El ideal greco latino se mantiene y los cuerpos tanto
masculinos como femeninos de Ingres,
Jacques L. David, De la Croix, Bougereau, Bernini, etc. no tienen un pelo en
toda la superficie que se enseña o se insinúa. ( ver figuras al final del texto).
Con el siglo XX
presenciamos la revolución moral, religiosa, filosófica y política contra todos los cánones impuestos. El
cuerpo, sobre todo el femenino, vuelve a
poder ser mostrado públicamente
(al menos en nuestra civilización occidental), en una gran extensión sin que
nadie se escandalice. La exhibición de brazos, hombros y piernas se convierte
en algo habitual y natural y la presencia del pelo, aleja mucho a esta imagen
de los cánones que tenemos como hermosos en la iconografía del arte.
Primero las mujeres. Incluso con sufrimiento.
“Para presumir hay que sufrir” se empezó a acuñar, hacen uso primero de las cuchillas de afeitar
de padres y maridos y más tarde de ceras depilatorias, y otros artilugios cada vez más sofisticados.
Mas tarde y tímidamente los hombres. Primero con la
disculpa de que el pelo molesta para
hacer deporte y que es un hándicap en la consecución de marcas, y luego, no nos
engañemos por pura y dura razón estética.
Porque se impone.
Porque tal vez es más cómodo.
Porque lo piden ellas.
El negocio de la depilación es uno de los más florecientes y
comprende desde la fabricación de cuchillas,
cremas depilatorias maquinillas para ellos, maquinillas para ellas, salones de
belleza especializados, tecnología médica y centros médicos.
El caso es que aunque
en nuestros genes esté determinado que tengamos pelo corporal. Este ya
nace con los días contados.
Caravagio: San Juan Bautista
Jacques Louis David: Eros y Psique
Jean Auguste Ingres: nacimiento de Venus
BELLO SIN VELLO
ResponderEliminarMuy interesante la reflexión sobre el arte y la depilación. No seré yo quien me oponga al consejo de Ovidio a hombres y mujeres para lucir atractivos ante su pareja. Es indiscutible que el cuerpo humano es mucho más bonito sin pelo y además destila un irresistible poder erótico.
Como bien sabes, a mí me seduce más el séptimo arte, y no puedo dejar de acordarme de aquellos frondosos bosques de los tiempos del destape. Vistos desde la perspectiva de los años que han pasado, parece mentira que nos excitase tanto, y siempre pensaré que lo hacían más por el deseo de lo prohibido que por la estética. Pero si hay una película que se me viene a la mente es "Vente a Alemania, Pepe". Al final de la película Alfredo Landa luce su torso desnudo, más propio de oso que de ser humano, dando vueltas en un escaparate, y del otro lado un apolíneo alemán que ya en 1971 se depilaba con Zaruk. Dichosos alemanes ya a principio de los 70 nos sacaban ventaja.
De todas maneras, me pregunto: ¿qué pasará si, ahora que hemos optado por soluciones definitivas contra el vello, vuelven a ponerse de moda las pelambreras corporales?
Enhorabuena Manuel, me ha encantado tu blog.
MOISES
Habrá que estar ojo avizor para ver que solución "médica" nos trae la "industria cosmética". Ya caerá algo.
ResponderEliminarGracias Moisés por tu comentario y espero nuevas aportaciones sobre el Séptimo Arte.