sábado, 28 de junio de 2014

Cuando la belleza es un problema


Rapto de Helena. Tintoretto. Museo del Prado, Madrid

Tuvo que sentirse mal Helena de Troya sabiendo que por su culpa, mejor dicho, por su belleza, se armó la que se armó. Y es que según cuenta Homero en su obra, de no haber sido Paris, otro la hubiese raptado, pues describe que la moza era de una belleza tal, que no se podía haber hecho otra cosa.
…..” Tú no tienes la culpa de nada"- le dice Príamo,  “la culpa es solo de los Dioses”.( Ilíada III, 164 y 165). Y es que claro, siendo hija de Zeus y beneficiada con los dotes de Afrodita, no se podía esperar otra cosa.

El romancero popular andaluz, nos habla de una niña sevillana,  que a fuerza de contemplar su belleza en el río, este acabó reclamándola para sí.

Y eso que ya se lo venía advirtiendo el autor de la copla:

…. “ay, ay, ay,ay, no te mires en el río niña de mi corazón, porque tengo niña celos de “.



Psique fue otra damnificada por la belleza.  La hija menor del rey de Anatolia, era tan bella, que asustaba a los hombres, quienes empezaron a adorarla pero como a una diosa (pura y virginalmente. Lo cual ya era un problema). 


Esto desató la furia y los celos de Afrodita, quien se sintió desplazada, y envió  a su hijo Eros,  para que le lanzara una flecha que la enamorase del hombre mas feo que encontrara.


Afortunadamente,  la jugada le salio mal, y el enamorado fue el mismo Eros.


La historia tiene final feliz, pero lo paso mal la chiquilla.


Suerte parecida sufrió Narciso, quien no encontrando belleza que superase a la suya, solo alcanzaba calmar los ardores de su alma (y no sabemos de su cuerpo), contemplando su propia belleza en las aguas del estanque.

Hasta que acabó como la niña sevillana.








Psique y Eros. William Adolfhe Bougereau
colección privada

Pero literatura y mitos aparte, desde la edad media y hasta bien entrado el siglo XVII, las jóvenes hermosas eran recluidas por sus padres en conventos para que custodiadas por la clausura,  evitaran que su belleza fuere mancilladla por caballeros no deseados. Y así hasta el momento de su boda donde seguirían recluidas  custodiadas por sus maridos y damas de compañía hasta que el marchitar de su belleza por los años y los partos  les diesen la libertad que otras damas no tan bellas pudieran haber disfrutado.

Gabrielle Bonheur, poseedora no solo de los atributos de  Venus, sino también de los de Atenea, solo pudo triunfar en el mundo de la empresa de la moda al despojarse a sí misma de todos los elementos de belleza que con el vestuario se adornaba a las mujeres. Es decir, pareciendo menos bella a los ojos de su generación.

Creaba así el estilo que la inmortalizaría como Coco Chanel. Tuvo suerte, pero no pocas dificultades.

De no haber sido tan hermosa, tal vez Norma Jean Baker, hubiese terminado sus días sentada en el porche de su casa californiana haciendo punto  y rodeada de marido y siete hijos. Eso sí, nosotros no habríamos conocido entonces a Marilyn Monroe.

Pero no pudo resistir el peso de poseer semejante belleza y saberse la mujer más deseada del planeta, y ya sabemos que acabo como la niña sevillana, .... pero  en seco.

Hay muchos más ejemplos, unos que por desconocidos no puedo transmitir, y otros que aunque conocidos, harían demasiado largo este relato.

Y es que, aunque la humanidad ha estado, está y estará permanentemente preocupada por la consecución de la belleza, esta no ha sido siempre ese " pasaporte que abre todas las puertas", como decía Shopenhauer, y  seguramente en mas de una ocasión, tenga razón el refrán castellano de que: la suerte de la fea, la guapa la desea”

lunes, 23 de junio de 2014

Depilación: pasado y futuro



No digo que se equivocara, pero sí que tuvo poca visión de futuro la madre naturaleza cuando dotó  al cuerpo humano de pelo corporal en toda su superficie.

Vale que en un principio le sirviera al hombre primitivo para protegerse del frío, lo cual  posiblemente no era para tanto, ya que tuvo que inventar el vestido. Vale que también sirviera para proteger del roce entre los miembros, como en el caso del pelo axilar, o entre individuos, como el pelo púbico, pero el hombre  tampoco le encontró mucha ventaja a esto y resultó más ser un nido de insectos que otra cosa.

En fin, que ya desde muy tempranas épocas, el hombre ha querido deshacerse de él. Prueba de ello lo encontramos en representaciones pictóricas egipcias y en algunos textos de la época y lugar (papiro de Eber) donde se relata la bondad de la depilación corporal total y de los medios para realizarlo.

Solo el pelo de la cabeza ha resultado ileso en esta tendencia eliminatoria y por el contrario,  todas las culturas lo han valorado como elemento estético- decorativo, cuando no  poseedor de propiedades mágico religiosas.

Incluso, aquellos que por razones de higiene lo eliminaron, cubrieron luego sus cabezas con sofisticadas pelucas.

La depilación corporal se impuso también entre las culturas grecolatinas, dando al cuerpo depilado un valor estético y erótico más allá del mero hecho de la higiene corporal. Ovidio, en su “arts amandi” lo aconseja tanto para hombres como para mujeres si es que quieren lucir atractivos ante su pareja.

Tal vez fuera  este valor erótico la causa de  su persecución por las religiones cristianas  de los siglos posteriores y que consiguieron durante mucho tiempo que se abandonara, al menos en público, esta práctica estética.

Tal vez se abandonase la práctica, pero no el valor estético. Prueba de ello son las imágenes de pintura y escultura de los siglos XVII, XVIII y XIX . El ideal greco latino se mantiene y los cuerpos tanto masculinos como femeninos  de Ingres, Jacques L. David, De la Croix, Bougereau, Bernini, etc. no tienen un pelo en toda la superficie que se enseña o se insinúa. ( ver figuras al final del texto).

Con el siglo XX  presenciamos la revolución moral, religiosa, filosófica y  política contra todos los cánones impuestos. El cuerpo, sobre todo el femenino, vuelve a  poder ser mostrado  públicamente (al menos en nuestra civilización occidental), en una gran extensión sin que nadie se escandalice. La exhibición de brazos, hombros y piernas se convierte en algo habitual y natural y la presencia del pelo, aleja mucho a esta imagen de los cánones que tenemos como hermosos en la iconografía del arte.

Primero las mujeres. Incluso con sufrimiento.

“Para presumir hay que sufrir”  se empezó a acuñar,  hacen uso primero de las cuchillas de afeitar de padres y maridos y más tarde de ceras depilatorias,  y otros artilugios cada vez más sofisticados.
Mas tarde y tímidamente los hombres. Primero con la disculpa  de que el pelo molesta para hacer deporte y que es un hándicap en la consecución de marcas, y luego, no nos engañemos por pura y dura razón estética.

Porque se impone.

Porque tal vez es más cómodo.

Porque lo piden ellas.

El negocio de la depilación es uno de los más florecientes y comprende desde la fabricación  de cuchillas, cremas depilatorias maquinillas para ellos, maquinillas para ellas, salones de belleza especializados, tecnología médica y centros médicos.


El caso es que aunque  en nuestros genes esté determinado que tengamos pelo corporal. Este ya nace con los días contados.


  William a. Bougereau: La bañista (1870)


 Canova. Teseo y el centauro

 Caravagio: San Juan Bautista

Jacques Louis David: Eros y Psique

Jean Auguste Ingres: nacimiento de Venus

A modo de introducción



Siempre tuve pasión por el arte.
No se como, pero profesionalmente acabé siendo médico. No obstante, y como en la vida  pocas cosas son casuales, sino causales, termine ejerciendo la especialidad médica  que mas me aproxima a aquella vieja pasión: la medicina y cirugía estética.

Ahora, y acercándose lenta pero inexorablemente, el momento en que deje de ejercer, quiero compartir con amigos, desconocidos, curiosos, y todo aquel que se interese, mis visiones adquiridas a lo largo de la vida profesional y que se relacionan con aquella pasión que me acompañará hasta el final.